El 2 de junio de 1962, se produjo la insurrección de Puerto Cabello, conocida como «Porteñazo», una de las conspiraciones cívico-militares más serias que enfrentó el presidente Rómulo Betancourt durante su mandato. La sublevación en la base naval de Puerto Cabello, en el estado Carabobo, fue dirigida por el capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, el capitán de fragata Pedro Medina Silva y el capitán de corbeta Víctor Hugo Morales.
El gobierno nacional, al enterarse del intento de golpe, reaccionó rápidamente enviando efectivos de la Fuerza Aérea y del Ejército, quienes bombardearon y rodearon la ciudad. Se produjo un intenso combate entre las fuerzas insurrectas del batallón de infantería de marina General Rafael Urdaneta y la tropa del batallón Carabobo, comandada por el coronel Alfredo Monch, en el trágico sitio de La Alcantarilla.
El 3 de junio, el Ministerio de Relaciones Interiores anunció que las Fuerzas Armadas leales habían puesto fin a la rebelión, dejando un saldo de más de 400 muertos y 700 heridos. El 6 de junio, los líderes de la rebelión fueron trasladados y cayó el último reducto de los insurrectos, el fortín Solano.
La insurrección reveló la participación de políticos ligados al Partido Comunista de Venezuela, lo que llevó a una profundización de la política de depuración en las Fuerzas Armadas, enfocándose en oficiales sospechosos de simpatizar con la izquierda. Esta insurrección marcó un momento crucial en la historia política y militar de Venezuela
